A veces sólo necesitas dejar que tu corazón se rompa
DA pesar de ser una persona extremadamente habladora, cuando se trata de secretos, soy el equivalente promisorio de cerrar la bóveda de recetas de KFC dentro de Fort Knox y reubicarla en el Área 51.
Pero no siempre fue así.
Hace unos ocho años, mi querido amigo Dan me contó un secreto. Ambos olvidamos lo que es ahora, pero en ese momento, era un grande trato por él. Me pidió que le prometiera no decírselo a nadie, y lo hice, pero unas semanas más tarde, accidentalmente se lo dejé escapar a un amigo en común. Ni siquiera me di cuenta de que lo había hecho.
La siguiente vez que Dan y yo salimos, él me enfrentó por haber traicionado su confianza. No levantó la voz. No estaba enojado. No estaba enojado. Él solo era… desconsolado. Habíamos sido amigos cercanos durante años. Supuso que podía confiar en mí. Y lo decepcioné.
Mis mejillas ardieron mientras miraba sus ojos llenos de lágrimas. Me prometí a mí mismo en ese momento que nunca traicionaría un secreto. Nunca más. Que yo sepa, me he mantenido fiel a ese voto. Así es como lo hice:
En lugar de intentar ponerme a la defensiva, poner excusas o echar la culpa, simplemente dejé que toda esa culpa y vergüenza me golpearan como un autobús escolar. Dejé que mis mejillas ardieran de vergüenza. Me dejé sentir mal del estómago. Después de todo: Dan valió la pena. Lo amaba, lo decepcioné y necesitaba que mi cuerpo siéntelo y conócelo.
Le dije que lo sentía, sin reservas. Sin dudas, quejas o peros. Admisión total de culpa, culpabilidad total, propiedad total del delito. La honestidad radical en realidad lo tomó un poco por sorpresa, en el buen sentido. Fue el primer paso hacia reconstruir su confianza.
Le prometí a Dan que mejoraría guardando secretos. Quería ser un hombre de palabra, pero en ese momento, mi palabra efectivamente no valía nada. Así que fui a casa y me miré detenidamente en el espejo. Me senté y escribí un diario sobre todos los otro secretos que había traicionado, todas las confianzas que había roto, todas las personas a las que había defraudado. Me di cuenta de que era un chismoso intolerable y un traidor de secretos empedernido. Prometí…