Duele
Duele…
Maldita sea, duele muchísimo…
¡Oh, cuántas veces he escuchado esas palabras expresadas como sinceras condolencias!
¡Cuántas veces se las he dicho a mis amigos como cadencias cándidas!
Y sin embargo, cada vez que el corazón se rompe,
El dolor regresa como si fuera la primera vez.
¿Y me pregunto si todos los tiempos son primeros tiempos?
¿O hay algunos que duelen más que otros?
Todo lo bueno termina. Esto es eterno.
Ya sea por elección, por casualidad o por un abismo.
Incluso si lo intentamos con todas nuestras fuerzas,
Un día la muerte nos separará.
Éstas son las pequeñas muertes de las que hablo.
Es el dolor interno.
Las lágrimas internas.
La tortura interna.
Tus padres tenían razón.
Pertenecemos a diferentes culturas.
Y somos diferentes.
El amor por nosotros nunca ha sido tan fácil de encontrar o romper.
Tampoco experimentamos con estas cosas.
Éstas son cuestiones de corazón.
¿No debería ser pecado romper uno? ¿Completa y absolutamente?
Pero está bien carecer de un corazón de esperanza.
¡Deja que Loveless lidere el camino!
Tú haces. Lo hiciste. Y seguiste adelante.
Tus experimentos me rompieron el corazón.
Y con ello, la esperanza y la fuerza de volver a amar.
Sufrí en la agonía por innumerables momentos.
Nada de lo cual tu corazón sabrá jamás.
Te quedaste allí como una criatura muerta.
Mirando pero sin ver.
Oír pero no escuchar.
Tú en cuyo amor sentí las maravillas del mundo,
El trozo de cielo y la idea de vida.
Tú con quien creé la vida.
Y lo mataste todo.
Y todo lo que puedo hacer es…