Desde manzanas en las axilas hasta coqueteo con fans, algunos de estos rituales de amor realmente funcionaron
Malditos sean esos victorianos y su horrendo muérdago. No, no soy antinavideño. Pero un año tuve la mala suerte de estar borracho en una fiesta navideña y pararme debajo de la temida planta. Fue entonces cuando un imbécil (a quien nunca conocí) decidió que una planta parásita le daba una razón para actuar como parásito.
Desde entonces odié el muérdago. Y hombres borrachos en las fiestas navideñas.
Pero otras tradiciones de citas son algo dulces. Y aunque NO se recomienda robar un beso, algunos de estos rituales de amor de nuestro pasado lejano sí tienen mérito.
¿Quieres saber si tú y ese lindo Bumble se llevarán bien? Bueno, podrías ahorrarte mucho tiempo enviando mensajes de texto interminables y, en cambio, oler profundamente sus axilas. Los científicos conocen desde hace mucho tiempo la importancia del olfato en la atracción sexual. (Es espeluznante pensar en ello, pero nuestras narices nos impiden tener relaciones sexuales con nuestra prima).
Llamado quimioseñales o feromonas, el sudor de las axilas contiene androstadienona – un compuesto esteroide producido en la axila que comunica la compatibilidad genética y la salud inmunológica de una pareja potencial. Los estudios en mujeres han encontrado que una bocanada de este compuesto similar a una feromona puede aumentar el deseo sexual.
Pero los humanos comprendemos desde hace mucho tiempo la conexión entre nuestra nariz y nuestras regiones inferiores. En el siglo XVI, las mujeres sudaban y luego se colocaban manzanas peladas debajo de las axilas para absorber su almizcle natural. Luego le daría la fruta saturada de la axila a su amante. (En caso de que necesites alguna idea para un regalo de última hora…)
Dado que los divorcios eran mucho menos comunes entre la clase campesina medieval, encontrar el marido adecuado era un asunto serio. Una de las formas en que una chica podía probarse la talla de un hombre era «agrupándolo».
Los padres ataban a cada uno de los amantes en un “saco de atar” y luego colocaban los cuerpos atados uno al lado del otro para pasar la noche. A veces se colocaba una tabla entre ellos para evitar travesuras. El…