El amor no es un sentimiento, es una promesa

Dale la vuelta a tus nociones románticas si quieres una relación duradera.

Corazones palpitantes, falta de aliento, noches de insomnio. Suena como contraer gripe, pero las películas y las novelas románticas nos hacen creer que son síntomas del amor. Sin embargo, en realidad la respuesta emocional que conectamos con el enamoramiento son los sentimientos de excitación, anticipación y lujuria. Lo que pasa con las emociones es que cambian rápidamente. Piense en cuántas veces al día pueden cambiar sus sentimientos. Su estado de ánimo puede empeorar cuando algo sale mal, la irritación puede estallar y calmarse con la misma rapidez. Si confiamos en nuestras emociones para que nos guíen momento a momento, nos comportaremos de manera errática.

A medida que una relación pasa de la emoción de una nueva conquista a algo más estable, muchas personas temen que la chispa se haya apagado. Pueden perder interés en la relación o sentirse insatisfechos. Pero este cambio es natural y no significa que el romance esté muerto, simplemente está cambiando. Esto no tiene por qué ser algo malo. Después de la emoción inicial, a menudo acompañada de nerviosismo y el deseo de dar lo mejor de ti, puedes empezar a concentrarte en conocer verdaderamente a alguien en un nivel más profundo. Es esa profundidad la que comienza a hacer crecer el compromiso y a construir una relación en la que pueden crecer juntos, no solo un enamoramiento o una aventura.

La comodidad en una relación no es su sentencia de muerte: la complacencia sí lo es. Cuando te sientes cómodo en una relación, te sientes apoyado y libre para ser tú mismo y ser honesto con tu pareja. Cuando te vuelves complaciente, dejas de esforzarte en tu relación y permites que las emociones sean tu guía.

Cuando conoces a alguien con quien realmente te conectas y quieres llegar hasta el final, probablemente le dirás que lo amas. Esto no debería ser una expresión espontánea de un sentimiento temporal. Para que el amor dure, debe ser una promesa. Es una promesa de que, independientemente de las fluctuaciones de emociones que usted, como ser humano, experimente día a día, seguirá trabajando en ello. El amor es trabajo. Y el matrimonio no es lugar para gente egoísta o cobardes. Al menos no si tiene alguna esperanza de durar. Incluso si te irritas con tu pareja o incluso te aburres un poco de la vida, si la amas, será el trasfondo de todo lo que hagas.