Esta es una de mis historias cortas taoístas favoritas, que ilustra cuán impredecible es la vida y la importancia de no dividirla en buenos y malos eventos.
Había un granjero cuyo caballo se escapó. Esa noche los vecinos se juntaron para compadecerse de él ya que esto traía tan mala suerte. Él dijo: “Puede ser”. Al día siguiente volvió el caballo, pero trajo consigo seis caballos salvajes, y los vecinos acudieron exclamando por su buena fortuna. Él dijo: “Puede ser”. Y luego, al día siguiente, su hijo trató de ensillar y montar uno de los caballos salvajes, se tiró y se rompió la pierna.
Nuevamente los vecinos acudieron a ofrecer su pésame por la desgracia. Él dijo: “Puede ser”. Al día siguiente, los oficiales de reclutamiento llegaron a la aldea para capturar a los jóvenes para el ejército, pero debido a la pierna rota, el hijo del granjero fue rechazado. Cuando los vecinos entraron a decir lo afortunadamente que había salido todo, dijo: “Puede ser”.
Fuente: Tao: El camino del curso de aguapor Alan Watts
Foto cortesía de james j8246