Esta es una de las historias cortas más profundas que he leído. Se desconoce su autor, pero su mensaje es de suma importancia.
Cuando mi amigo pasaba junto a los elefantes, se detuvo de repente, confundido por el hecho de que estas enormes criaturas estaban sujetas solo con una pequeña cuerda atada a la pata delantera. Sin cadenas, sin jaulas. Era obvio que los elefantes podían, en cualquier momento, soltarse de las cuerdas a las que estaban atados, pero por alguna razón no lo hicieron. Mi amigo vio a un entrenador cerca y preguntó por qué estos hermosos y magníficos animales se quedaron allí y no intentaron escapar.
“Bueno”, dijo, “cuando son muy jóvenes y mucho más pequeños usamos el mismo tamaño de cuerda para atarlos y, a esa edad, es suficiente para sostenerlos. A medida que crecen, están condicionados a creer que no pueden separarse. Creen que la cuerda aún puede sostenerlos, por lo que nunca intentan liberarse”. Mi amigo estaba asombrado. Estos animales podían liberarse de sus ataduras en cualquier momento, pero como creían que no podían, se quedaron atrapados donde estaban.
Al igual que los elefantes, ¿cuántos de nosotros vamos por la vida aferrados a la creencia de que no podemos hacer algo, simplemente porque fallamos una vez? ¿Cuántos de nosotros estamos siendo retenidos por creencias antiguas y obsoletas que ya no nos sirven? ¿Cuántos de nosotros hemos evitado probar algo nuevo debido a una creencia limitante? Peor aún, ¿cuántos de nosotros estamos siendo retenidos por las creencias limitantes de otra persona?