Ayer por la noche mi novia y yo decidimos dar un pequeño paseo por nuestro barrio. En algún momento llegamos a una plaza que estaba llena de niños y decidimos relajarnos allí un rato y observarlos jugar a nuestro alrededor.
Después de un tiempo, vimos a una niña pequeña, de no más de 6 años, que intentaba subir una escalera corta que estaba parada junto a nosotros. Con mucho esfuerzo, finalmente logró llegar a la cima. Estaba orgullosa de su logro e irradiaba alegría, hasta que de repente escuchó a una anciana gritarle: “Entonces, ¿qué estás tratando de mostrarnos ahora? No hay necesidad de presumir. No has logrado nada; otros han subido mucho más alto que tú”. Instantáneamente, la gran sonrisa de la chica desapareció de su rostro. Parecía decepcionada y herida.
Para nuestro asombro, esa mujer era en realidad la abuela de la niña. Poco después, la mujer se levantó del banco en el que estaba sentada, le dijo a la niña que se iba, le dio la espalda y se alejó sin esperar un solo momento. La niña parecía angustiada. Rápidamente bajó la escalera y corrió llorando detrás de su abuela.
Entonces pensé en lo traumática que debe haber sido la experiencia para la niña. Verás, los niños son muy sensibles y absorben como una esponja todo lo que proviene de su entorno, por lo que, naturalmente, las palabras que escuchan pueden afectar profundamente su psiquis. Y esas palabras suelen permanecer con ellos durante años y años, causándoles un tremendo sufrimiento, a veces hasta que llegan a una edad avanzada, o incluso hasta que exhalan su último aliento.
Cuando éramos niños, a todos nos dolían algunas veces las palabras que nos lanzaban. Ahora, como adultos, escuchamos constantemente voces en nuestras cabezas que han sido implantadas por otros (nuestros padres, parientes, amigos, maestros, etc.), pero pensamos que son las nuestras. Voces que nos dicen que somos inadecuados. Que no somos importantes. Que no valemos la pena amar. Que no valemos la pena vivir.
Esas voces negativas se siguen repitiendo con tanta frecuencia que nos han programado para pensar que lo que están diciendo es realmente cierto. Si estás escuchando esas voces tú mismo, me gustaría decirte: lo que están diciendo es una completa tontería. Tú, al igual que cualquier otra persona en el mundo, eres un ser excepcionalmente hermoso, inteligente e inherentemente amoroso. Pero tu belleza, inteligencia y amor han sido reprimidos durante tanto tiempo que puede parecer que no existen.
Si te sientes inadecuado, confía en mí, he estado allí. Y sé que apesta. Pero también sé que hay una salida. ¿Cómo? Bueno, mi intención no es convertir esto en otro artículo de autoayuda más, pero simplemente señalaré que cosas simples como meditar, cuidar de sus necesidades emocionales, aceptar y expresar sus sentimientos, perseguir su Los intereses genuinos y la formación de relaciones amorosas pueden hacer maravillas para ayudarte a silenciar las voces negativas en tu cabeza y redescubrir la paz interior.
Mi objetivo aquí es simplemente recordarte que eres suficiente tal como eres, independientemente de lo que otros te hayan hecho pensar. Quiero recordarte que tu presencia está enriqueciendo toda la existencia y que tienes dones tremendamente importantes que aportar al mundo. Quiero recordarte que posees un corazón amoroso que puede alegrar la vida de otra persona. Así que la próxima vez que surjan esas voces negativas en tu cabeza, no te dejes engañar por ellas, porque te están mintiendo, una y otra vez. En su lugar, obsérvalos sin ataduras, observa de dónde vienen y déjalos ir uno por uno. Son solo una ilusión que ha sido alimentada por tu atención, y la única forma de liberarte de ellos es dejar de creer en ellos.