Cómo me liberé de las tendencias de agradar a las personas

Requirió una autorreflexión honesta.

El comportamiento de agradar a las personas equivale, esencialmente, a comportarse como un felpudo. Nunca dice ‘no’. Es querer agradar más que querer ser respetado. Es no tener columna vertebral. Es ceder ante las opiniones de los demás a expensas de nuestros sueños.

Los psicólogos y terapeutas han hecho un gran trabajo identificando los signos de agradar a las personas. De eso no se trata este artículo. Este artículo trata sobre cómo he aprendido a liberarme de esta tendencia destructiva.

Para hacer esto, tuve que entender que complacer a las personas es paralizante, pero no tan destructivo como lo que enmascara, es decir, Egoísmo y construcción de fantasías..

Durante la mayor parte de mi vida adulta he luchado por agradar a la gente. ‘Struggled’ es bastante suave, en realidad. Sería más apropiado decir que, hasta hace unos años, lo padecí. Como una enfermedad crónica, siempre voraz, que diariamente devora mis esperanzas, sueños y potencial. Fiesta de autosabotaje de uno, por favor.

Y he pasado por varias etapas para intentar erradicarlo de mi vida. Si usted también está afectado, es posible que se encuentre utilizando algunas de estas tácticas comúnmente utilizadas, aunque fallidas, en la Campaña Abortar para complacer a las personas:

  • Intenta que te importe menos. Creemos que podemos conquistar esto en nuestra mente, que si nos decimos a nosotros mismos que nos importe menos, en realidad lo haremos. ¡La disciplina mental es suficiente! ¡No me importa! Nos sentimos más fuertes después de emplear esta línea de conga de diálogo interno porque nos hemos convencido de que, de hecho, ahora nos importa menos.
  • Engaño. Nos encontramos con nuestros círculos normales con esta nueva euforia de que ya no nos importa lo que piensen los demás. Sólo para descubrir…. todavía lo hacemos. Al primer desaire o malentendido nos damos cuenta de que nada ha cambiado. Pero las cosas están peor ahora, porque además de complacer a la gente, estamos tristes y consternados. Entendemos que nos hemos engañado y nos avergonzamos del error de cálculo.
  • Actuando. Nos volvemos demasiado desagradables a propósito. Empezamos a hacer cosas que son atrevidas y fuera de lugar para nosotros. Todo en un intento de convencer al mundo (y a nosotros mismos) de que realmente no nos importa lo que piensen los demás. Sin embargo, salimos de esos encuentros sintiendo que…