Esta es una transcripción de un video publicado aquí.
A la mayoría, si no a todas las personas, les gusta pensar que son librepensadores.
Pero, ¿cuántos de nosotros realmente lo somos?
¿Cuántos de nosotros pensamos por nosotros mismos, sin creer ciegamente en las ideologías que nos impusieron las figuras de autoridad? ¿Cuántos de nosotros, que afirmamos saber lo que pasa en el mundo, no somos manipulados por la desinformación que difunden los medios de comunicación? ¿O cuántos de nosotros estamos dispuestos a cuestionar nuestras creencias y opiniones cuando se nos presentan pruebas que las contradicen?
No tantos.
Pero a menos que aprendamos a pensar por nosotros mismos, evaluar críticamente la información y reconsiderar nuestras creencias y opiniones, ¿cómo podemos crecer en sabiduría y mejorar las condiciones de nuestras vidas?
Es imposible.
Por esta razón, me gustaría ofrecer una guía práctica de librepensamiento que consta de siete poderosos consejos que pueden ayudar a los buscadores de sabiduría en su viaje hacia la comprensión. Entonces, aquí están:
Cómo convertirse en un librepensador
1. Duda de tus creencias. El primer y más importante paso para convertirse en un librepensador es dudar de las creencias que la sociedad te entregó. Cualesquiera que sean tus creencias (religiosas, políticas, filosóficas, etc.), asegúrate de cuestionarlas y comenzar tu búsqueda de la verdad desde cero.
2. Rebelarse contra la autoridad. Mucha gente cree ciegamente y sigue lo que la autoridad externa les dice que es verdadero y correcto. No piensan por sí mismos; más bien, dejan que otros piensen por ellos. Un librepensador, sin embargo, no se adhiere a ningún dogma solo porque alguien más se lo haya dicho, sin importar cuánto poder o estatus tenga esa persona. En cambio, un librepensador cuestiona a todos ya todo, y está abierto a aceptar cualquier respuesta que apunte a la verdad, incluso si contradicen las de las figuras de autoridad.
3. Observa tu comportamiento. Aunque tendemos a pensar que actuamos por libre albedrío, la mayoría de nuestras acciones se llevan a cabo en un nivel inconsciente. En otras palabras, somos víctimas de nuestros hábitos. Para convertirse en un librepensador, debe ser consciente de sus pensamientos, sentimientos y acciones. ¿Cómo? Al observar todas esas cosas. Una vez que lo haga, podrá sacar a la luz sus pensamientos y patrones de comportamiento inconscientes, lo que a su vez le permitirá responder conscientemente al momento presente, en lugar de reaccionar de la manera en que lo obligan sus hábitos.
4. Escapar de la manada. Otro consejo importante para convertirse en un librepensador es separarse del pensamiento grupal. Verá, las personas tienden a adaptarse a la forma en que los demás piensan y actúan solo para sentirse queridos y aceptados por ellos. Pero a menudo esas formas se dañan gravemente a sí mismos y al mundo. Al escapar de la mentalidad de rebaño, y con eso me refiero a no cumplir sin pensar con el pensamiento y el comportamiento del grupo, podrá pensar con mucha más claridad y tomar decisiones mucho mejores en la vida.
5. Investigación. Un librepensador entiende que no lo sabe todo y que hay mucho que aprender de los demás. Por lo tanto, en su búsqueda por descubrir la verdad sobre cualquier tema, un librepensador trata de recopilar información de tantas fuentes como sea posible, como libros, artículos y documentales. Sin embargo, a diferencia de la mayoría de las personas, un librepensador se asegura de que esas fuentes en su conjunto presenten una variedad de opiniones y perspectivas diferentes, incluso contradictorias, para evitar quedarse atrapado en cámaras de eco informativas y desarrollar una comprensión esférica de cualquier tema en discusión.
6. Utilice el pensamiento crítico. Aprender a pensar críticamente es de suma importancia para el librepensamiento. Si no puede analizar y evaluar críticamente la información que encuentra, no solo no podrá comprender si es cierta o no, sino que también será un blanco fácil para la manipulación. Para pensar críticamente, hay varias herramientas que puede usar, como evaluar si esa información es lógica y está respaldada por evidencia científica, o si resuena con su inteligencia emocional y comprensión experiencial. Por supuesto, todas esas herramientas son defectuosas, pero si somos sinceros en nuestra búsqueda de la verdad, pueden ser de gran utilidad para ayudarnos a acercarnos a ella.
7. Esté abierto al cambio. Por último, pero no menos importante, un librepensador es una persona con una mente flexible, es decir, una persona que no está encerrada en un sistema de creencias o ideología en particular. Más bien, un librepensador está abierto a recibir nueva información y, lo que es más importante, está listo para cambiar de opinión cuando se le presentan pruebas que contradicen sus opiniones y creencias. Un librepensador no acepta nada a ciegas, pero al mismo tiempo no rehuye involucrarse en ideas que desafían su visión del mundo.
“Los librepensadores son aquellos que están dispuestos a usar su mente sin prejuicios y sin temor a comprender cosas que chocan con sus propias costumbres, privilegios o creencias. Este estado mental no es común, pero es esencial para pensar correctamente”. ~ León Tolstoi