8 lecciones de seducción: impartidas por la mayor hechicera

Madame de Pompadour era una humilde plebeya que robó el corazón de un rey

Cuando Jeanne-Antoinette Poisson tenía nueve años, un adivino le dijo que algún día se convertiría en la amante del rey de Francia, Luis XV. Esta romántica profecía habría parecido ridícula a la mayoría de las niñas nacidas de padres no nobles del siglo XVIII. En ese momento, Luis XV tenía veinte años, era endiabladamente guapo y era rey de uno de los países más ricos de Europa. Estaba muy fuera del alcance de Juana Antonieta. Además, los reyes nunca se mezclaban con los plebeyos porque se creía que los miembros de la realeza eran seres divinos.

Entonces, ¿cómo iba a conseguir una humilde Cenicienta una invitación al baile?

Para empezar, necesitaba un hada madrina. Esa magia de varita mágica llegó en la forma de su rico tío Tournehem. Obligó a su sobrino a casarse con Juana Antonieta y lo convirtió en su único heredero, desheredando incluso a sus demás sobrinos y sobrinas. Ahora, con un buen matrimonio a sus espaldas, Juana Antonieta tenía entrada a todas las camarillas elegantes de la sociedad parisina.

En aquella época, las mujeres populares organizaban pequeñas fiestas en sus salones, llamadas “salones”. En estas reuniones íntimas, la anfitriona descansaba, bebía chocolate y entretenía a los conversadores más ingeniosos de París, todo en sus elegantes tocadores.

Consejos modernos:

Cultivar amistades con diferentes grupos de personas. Si quieres conocer a un hombre de calidad, debes tener amigos de calidad.

No era necesario pertenecer a la realeza para ser invitado a los salones más populares, pero sí era necesario tener talento. Afortunadamente, Juana Antonieta estaba llena de talento. Se hizo reconocida en todo París por sus entretenidas habilidades para el canto, la música y la actuación. Hizo sus propios grabados y se convirtió en una de las obras de arte más destacadas del siglo XVIII…