Bajar de lo alto es la parte más difícil.
Si Si alguna vez has salido con un cantante, un escritor, un músico, alguien que pinta o cualquier otro tipo de artista, sabes que a menudo son personas complejas, tan problemáticas como hermosas. Por eso los amo. Las personalidades creativas son interesantes. Además de quedar cautivados por su talento, la forma en que funcionan sus mentes propicia una conversación estimulante. Incluso cuando no se habla, el simple hecho de estar en la habitación con un artista, absorber su energía y observar la forma en que hacen las cosas es atractivo. Pero puede haber algunas advertencias evidentes.
He salido con todos los anteriores y con algunos que abarcaban al menos dos de los cuatro dones. Sin lugar a dudas, estas han sido mis relaciones más satisfactorias, particularmente con los músicos. Hablábamos durante horas sobre nuestras canciones favoritas y por qué las elegimos. Escuchaba las partituras de ballet que habían escrito, los álbumes que habían lanzado, las notas que habían grabado simplemente «jugando» y me quedaba asombrado. Crear vínculos a través de la música siempre ha sido la forma más rápida de conectarse conmigo.
Otros escritores también me han enganchado con facilidad. Hay algo en una persona que aprecia la magnificencia de la palabra escrita tanto como tú: que modifica sustantivos, verbos, adverbios y adjetivos a voluntad. Mi corazón se hundió y se hinchó al leer el trabajo de autores que nunca conocí. Entonces, imaginemos lo que sucede cuando tengo una persona a quien vincular el sentimiento, un objeto al que puedo dirigir la emoción evocada.
Los artistas son grandes compañeros porque te hacen sentir. Sin siquiera intentarlo, te tocan el alma. A veces directamente a través de su arte, otras veces a través de su distanciamiento debido a la máxima dedicación a su arte, te hacen querer acercarte a ellos en muchos niveles diferentes. Por la forma en que he visto a algunos amar la música y el proceso de creación, solo puedes esperar que algún día te amen así.
Desarrollas una afinidad por la pasión que exhibe un artista. Que abran su corazón y compartan lo que hay dentro en una página, en una letra o captado con una fotografía es embriagador. La sutil vulnerabilidad es atractiva. Se preocupan tanto por lo que crean que les vuelve un poco sensibles a cómo se recibe. Luchan contra el síndrome del impostor, que sólo…