Un hombre real. {Poema} |

Tal vez fue tu padre cuando eras pequeño, diciéndote: «Tómalo como un hombre».

Tal vez fue tu madre cuando ignoró tus lágrimas y te dijo que los niños grandes no lloran.
Tal vez fue un hermano que se burlaba sin piedad y luego te castigaba por preocuparte.
Tal vez fue un líder de la iglesia quien te enseñó que Dios creó a los niños para proteger a las niñas suaves y delicadas.
Tal vez fueron tus compañeros de la escuela quienes te llamaron mariquita por mostrar afecto por los demás.
Tal vez fue un matón que te humilló por no encajar en el papel prescrito que se espera de los niños.
Tal vez fueron las comedias de televisión o la música de la radio las que mostraban relaciones disfuncionales entre hombres neandertales y mujeres vacías.
Tal vez fueron los hombres que se alzaban sobre ti, recurriendo a caras estoicas y gruñidos para comunicarse.
De donde vino la lección, te enseñaron a rechazar tu yo emocional.
Que los niños y los hombres deben ser duros y negar su corazón sensible y bondadoso.
Que las tiernas emociones deben estar contenidas y mantenidas en nuestro interior.
Esa ira y violencia de un hombre era una señal de amor y cariño.
Ese control y orden eran más importantes que la simpatía y la preocupación.
Que un exterior frío, distante y áspero era lo que hacía a un verdadero hombre.
Que las lágrimas eran un signo de debilidad.
A pesar de esto, me enseñaste a entregarme a mis sentimientos.
Me aseguraste que mi emoción cruda y mi vulnerabilidad eran hermosas.
Ansiabas el estremecimiento de mis sollozos al alcance de tus dedos, tratando de absorber aquello que habías cerrado de ti mismo.
Me abrazaste voluntariamente, temiendo derribar tus muros, mientras los míos se desmoronaban con la suave fuerza de tu toque.
Porque he sentido la tristeza atrapada detrás de esos ojos penetrantes.
He probado el dolor y la dicha dentro de tu beso ferviente.
He sentido empatía en una caricia tan tierna que me fundí en ti.

Porque tus sentimientos te hacen un verdadero hombre.

Lo que te convierte en un verdadero hombre es elegir ignorar la etiqueta que te dieron para satisfacer los miedos de otra persona.
Es lo que tú definas por ti mismo.
Lo que te convierte en un verdadero hombre es tu preocupación y empatía por tus seres queridos.
Es tu voluntad de servir a los demás y dar gratuitamente a quienes necesitan tu ayuda.
Lo que te convierte en un verdadero hombre es tu deseo de traer belleza al mundo a pesar de los horrores que otros cometen.
Son las lágrimas no derramadas de agonía y júbilo las que están encerradas en lo más profundo de tu corazón.
Lo que te convierte en un verdadero hombre es el dolor del joven atrapado dentro de ti.
Es recibir tu propio perdón y compasión por él.
Lo que te convierte en un verdadero hombre es aceptar la libertad que anhelas… dejarlo ir.
Y le ofreceré la seguridad de mi abrazo mientras él lucha por liberarse.

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Autor: Stephanie Parry

Edición: Caroline Beaton.

Imagen: Flickr