La paciencia es una virtud que a muchos de nosotros nos vendría bien un poco más en nuestras vidas. Cuando damos un paso atrás y dejamos que las cosas sucedan a su debido tiempo, podemos disfrutar de una sensación de calma y relajación.
Es sorprendente cómo ir con la corriente un poco más a menudo puede tener un impacto tan positivo en nuestra vida diaria.
Cómo ser más paciente
En el mundo de acceso instantáneo en el que vivimos, es complicado incluso imaginar cultivar la paciencia. Parece aburrido y muy frustrante tener que esperar el resultado que queremos.
Sin embargo, el arte de la paciencia no se trata simplemente de esperar, se trata más de tu actitud mientras lo haces.
Hace poco le compré algunas plantas de interior a una señora encantadora de unos setenta años. Mientras me paseaba por su exquisito jardín, orgullosamente me presentó un pequeño arbusto de aspecto poco impresionante, antes de anunciar que había sido un proyecto suyo durante los últimos 26 años.
Me impresionó su capacidad para mantener viva una planta mucho más tiempo que yo, pero más aún su increíble paciencia para esperar tantos años a que la bondad literalmente creciera.
Mantuvo una disposición alegre y curiosa, en lugar de albergar frustración porque no había más que mostrar por sus esfuerzos, y eso es exactamente en lo que debemos concentrarnos cuando aprendemos a ser más pacientes.
Desarrollar una actitud paciente
Como dijo el autor Edward G. Bulwer-Lytton, «la paciencia no es pasiva»: es una opción activa para no reaccionar negativamente cuando las cosas toman tiempo o resultan diferentes a lo que esperabas.
Cuando se practica con regularidad, te ayuda a aumentar tus poderes de autorregulación y a persistir en tus proyectos a largo plazo.
Por otro lado, la impaciencia es la inquietud incómoda y el sentimiento familiar de agitación que surge cuando las cosas no suceden en el marco de tiempo ideal. Tal vez no eres quien o donde querías estar ahora.
La paciencia no es pasiva; por el contrario, es activo; es fuerza concentrada.
Edward G. Bulwer-Lytton
Ya sea que su destino sea mental, físico o emocional, la frustración se acumula, la tolerancia disminuye y la irritación supera la capacidad de aceptar el presente por lo que realmente es.
La cuestión es que no se logrará mucho expresando enojo por una situación que está fuera de su control. No puedes cambiar lo que sea que te haya desviado del rumbo, pero puedes cambiar la forma en que reaccionas ante ello.
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Cómo reducir la velocidad
A medida que la vida se acelera, ha habido un aumento constante en la popularidad de iniciativas como el movimiento Slow Living. Más personas que nunca se unen para formar comunidades (y, en algunas partes de Italia, ciudades enteras) que están dispuestas a practicar la paciencia.
Han descubierto que a través de la paciencia crece la comida, se desarrollan las experiencias, se produce la sanación y se forman conexiones profundas.
Las personas más pacientes son aquellas que abrazan el disfrute de la experiencia completa, sabiendo que superar los contratiempos con calma lo llevará a un mayor sentido de aprecio al final.
3 pasos hacia una vida más paciente
Responder conscientemente a los pequeños altibajos de la vida.
¡Después de todo, puedes elegir si quieres ser paciente o no! Comenzando con algo pequeño, toma la decisión de traer calma y aceptación al momento en que enfrentas un desafío y observa cómo te sientes.
Relájate y libera
En momentos de impaciencia, comienza a relajar progresivamente tu cuerpo desde la cabeza hasta los dedos de los pies. Cuando estás tenso, tus músculos tienden a tensarse. Explore su cuerpo y, con conciencia, reconozca la tensión a la que se está aferrando, luego suéltela.
Usa la paciencia para lograr tus metas a largo plazo
El camino hacia el éxito puede ser largo y sinuoso, así que deja de querer llegar al final o ver los resultados de inmediato, en su lugar, celebra las pequeñas victorias y los hitos que has superado en el camino.
Fotos de Andrew Neel y Shelby Miller en Unsplash