¡Para asegurar la libertad, un esclavo tenía que pisar caca!

Adivinar…

¿Qué dios mexica era el protector de los esclavos?

Esclavo: ‘¡Para asegurar tu libertad, pisa caca…!’ eh??

Hace años (primer enlace a continuación) informamos sobre la única oportunidad que se les dio a los esclavos mexicas (aztecas) para escapar de su condición: eran liberados instantáneamente si podían escapar de los mercados de esclavos en Azcapotzalco o Tlatelolco y llegar a la seguridad de el palacio del gobernante sin ser atrapado por el dueño del esclavo o su hijo (si alguien más se involucraba para detener al esclavo, automáticamente se convertían en esclavos, ¡y el esclavo era liberado!). Pasamos por alto un hecho pequeño pero crucial e intrigante: que el esclavo que huía, después de salir del área del mercado, tenía que pisar ritualmente los excrementos humanos. ¿Cuál podría ser la explicación…? (Escrito/compilado por Ian Mursell/Mexicolore)

Foto 1: Familia de esclavos aztecas con collar; Códice Florentino Libro 7 (Click en la imagen para ampliar)

La respuesta está en lo que Alfredo López Austin denomina las interconexiones entre ‘conceptos sobre el cuerpo humano y la estratificación social’. Antes de explorar esto, necesitamos ubicar el enfoque azteca de la ‘esclavitud’ en algún tipo de contexto más amplio. Los estudiosos están de acuerdo en que, en palabras de Jacques Soustelle, «la servidumbre mexicana era muy diferente a la noción aceptada de esclavitud».
López Austin define a un mexica tlacotli (plural tlatlacotin) como ‘una persona obligada a servir a otros en virtud de un contrato o de una pena que le impone la ley… Siendo un tlacotli solía ser temporal, ya que la relación jurídica podía terminar con el pago de la deuda que había causado la sujeción. En este sentido tlatlacoliztli – la situación de la tlacotli – podría asimilarse a una condición de prenda personal, en la que el deudor garantizaba con su propia persona el pago de una deuda y mientras tanto trabajaba para su acreedor.’ Algunos académicos etiquetan esto como una forma de ‘servidumbre contractual por contrato’.

Foto 2: Dos oficiales mexicas le presentan a un alguacil mexica a un gobernante provincial condenado a muerte por permitir un ataque a los comerciantes aztecas; siguiendo al cautivo van su mujer y su hijo, con grilletes de esclavos. Códice Mendoza fol. 66r (detalle) (Click en la imagen para ampliar)

Esta era la clase más numerosa de esclavos «ordinarios», un hombre o una mujer libres que, para usar un eufemismo moderno, podrían haber atravesado tiempos difíciles y haber entrado voluntariamente en la esclavitud. Se llevó a cabo una ceremonia formal, con ancianos como testigos, para marcar el cambio de estatus legal; a cambio de la entrega formal de sus responsabilidades, se aseguró al individuo el acceso a la protección de la ley ya los derechos humanos básicos: vivienda, alimentación, vestido y trato justo. Tales esclavos normalmente no podían venderse sin su propio acuerdo y podían recuperar su libertad a la muerte de su amo o al pago de su deuda. Además, podían ‘poseer bienes, ahorrar dinero, comprar tierras y casas e incluso esclavos para su propio servicio… todos los niños nacían libres, incluidos aquellos cuyos padres eran esclavos. No se adjuntó ninguna vergüenza heredada a este estado» (Soustelle).
Otros fueron condenados a la esclavitud como castigo por un crimen.
Otra categoría más de esclavos consistía en prisioneros de guerra: su destino empeoraba por el hecho de que podían ser vendidos y/o ofrecidos en sacrificio. Sin embargo, a diferencia de los guerreros capturados en la batalla (que generalmente se sacrificaban poco después de ser llevados a Tenochtitlan), los civiles, como la madre y el hijo en la imagen 2, podían unirse a las filas de tlatlacotin como presos políticos.

Foto 3: Esclavos con collar: la esposa y el hijo de un gobernante provincial condenado (ver foto 2 para más detalles) (Haga clic en la imagen para ampliar)

Las imágenes de esclavos en los códices muestran abrumadoramente la variedad ‘con collar’, presumiblemente porque esta era la representación visual más simple del estado general de esclavos; pero sabemos que en la vida real los esclavos ‘ordinarios’ estaban clasificados, y en la realización de sus tareas diarias no usaban un pesado collar de madera (quauhcozcatl) con su vara de madera de un metro de largo – estos fueron, después de todo, diseñados para señalarlos y castigarlos públicamente, para impedir su escape, y para permitir encadenar a varios esclavos juntos.
Día tras día estaban relativamente a salvo de cualquier tipo de dificultad, PERO corrían el grave riesgo de ser degradados a la condición de ‘esclavos con collar’. Esto podía resultar de intentos persistentes de escapar, pereza, desobediencia o incompetencia, y el esclavo tenía que ser amonestado formalmente tres veces frente a testigos por su dueño. ‘La pena se impuso por sentencia judicial que permitía a los acreedores enajenar su dominio sin consultar a los sentenciados y podían tenerlos destinados a muerte sacrificial’ (López Austin).
Si no mejoraba, en palabras de Soustelle, «su amo tenía derecho a ponerle un pesado collar de madera en el cuello y llevarlo al mercado para venderlo» (ver imagen principal, arriba).

Pic 4: El arreglo de un esclavo por su amo; Códice Florentino Libro IX (Click en la imagen para ampliar)

El precio de mercado de un esclavo variaba sustancialmente, de 20 a 40 capas de algodón, según sus habilidades y apariencia. Si fuera lo suficientemente miserable como para ser vendido por tres amos seguidos, entonces podría ser vendido para el sacrificio humano («con el propósito especial de representar a los dioses» [Durán]) – generalmente a un comerciante profesional o pochteca. Capítulo 14 de la Códice florentino explica con sombrío detalle el destino de estas pobres almas, llamadas tlatlaaltiltin (‘bañados’ – habiendo sido purificados ritualmente de su culpa). Así como un guerrero cautivo sería acompañado por su captor, un esclavo bañado fue acompañado por su dueño hasta las escaleras del templo-pirámide para ser ofrecido a Huitzilopochtli. Irónicamente, ‘los bañados fueron al último a morir’; es más, su dueño iba acompañado de su mujer (u otro pariente) como para darle un plus de importancia al bañado. El esclavo estaba lujosamente vestido y ataviado (foto 4) e intoxicado con la divina ‘medicina de obsidiana’ (teoctli – Obtenga más información a continuación). Todo parece indicar su completa apoteosis (elevación a la divinidad): tuvo de facto convertirse en divino, un ‘reflejo físico de los dioses’. Este nuevo estatus especial se confirma por el hecho de que, simbólicamente, el amo del esclavo, “durante el tiempo que vivió en la tierra, siempre guardó su sagrada caja de juncos”. Allí guardó lo que había sido el arreglo de su esclavo bañado, todo su adorno…’ (Códice Florentino – ver foto 5). ¿Por qué un esclavo deshonrado debería lograr al final esta inversión total de estatus? Porque ahora estaba llamado (recordemos las palabras de Durán, arriba) a encarnar teotl o la fuerza de la vida divina en sí misma.

Foto 5: La matriz de un esclavo asesinado, Libro IX del Códice Florentino (Haga clic en la imagen para ampliar)

Volviendo ahora a nuestra pregunta inicial, López Austin ha demostrado que, a diferencia de un noble azteca, un esclavo ‘había sufrido una disminución física que explicaba, al menos en parte, su grado de sometimiento… las partes dañadas en el ordinario tlacotli fueron la tonalli y el teyolia‘ (obtenga más información sobre estos en el siguiente enlace). Su corazón era físicamente diferente al de los demás, ‘caliente’ en lugar de ‘frío’. Es más, «se puede suponer que el contacto con los desechos humanos complementó algo que faltaba en la parte inferior de la tlacotliel cuerpo [Significantly, the very word tlacotli means ‘The damaged one’]. El caso es que una vez hecho el contacto, sólo le faltaba la limpieza para recuperar su condición de hombre libre… Los daños al collar tlatlacotin fueron reparados cuando pisaron excremento; sus impurezas fueron limpiadas con los baños de purificación’ (énfasis añadido).

Y en caso de que dudes de la veracidad de la historia original, Fray Durán da la siguiente descripción:-
Se decretó que si el esclavo podía escapar de su amo en el tianguiz [market] después de haber entrado en él y poder pasar los límites del mercado antes de que su amo lo atrapara, habiendo pasado estos límites, podía pisar excremento humano y de esta manera llegar a ser libre. Así manchado, fue a los purificadores de esclavos, se mostró a ellos y dijo: ‘¡Oh Señores, yo era un esclavo, y, de acuerdo con lo que decretan vuestras leyes, huí hoy de la plaza, de las manos de mi amo! Escapé como un pájaro de una jaula y pisé los despojos como es la ley. Y por eso he venido a ti para purificarme y librarme de mi servidumbre’… La ley lo alabó por su habilidad y empresa y le dio completa libertad…

Fuentes:-
El cuerpo humano y la ideología: conceptos de los antiguos nahuas de Alfredo López Austin, traducido por Thelma Ortiz de Montellano y Bernard Ortiz de Montellano, vol. 1, Prensa de la Universidad de Utah, Salt Lake City, 1988, págs. 400-405
Libro de los Dioses y Ritos y el Calendario Antiguo por Fray Diego Durante, traducido y editado por Fernando Horcasitas y Doris Heyden, University of Oklahoma Press, Norman, 1971, pp. 279-286
El Códice Florentino Libro 9 – Los Mercaderestraducido por Charles E. Dibble y Arthur JO Anderson, Universidad de Utah, Santa Fe, 1959, Capítulo 14
El Códice Esencial Mendoza por Frances F. Berdan y Patricia Rieff Anawalt, University of California Press, Los Ángeles, 1997, p. 206
La vida cotidiana de los aztecas por Jacques Soustelle, Stanford University Press, 1961, págs. 73-78.

Fuentes de imágenes: –
• Ilustraciones de la Códice florentino (original en la Biblioteca Medicea Laurenziana, Florencia) escaneado de nuestra propia copia de la edición facsímil de 3 volúmenes del Club Internacional del Libro, Madrid, 1994
• Ilustraciones de la Códice Mendoza (original en la Bodleian Library, Oxford) escaneado de nuestra propia copia de la edición facsímil de James Cooper Clark, Londres, Waterlow, 1938.

Este artículo fue subido al sitio web de Mexicolore el 24 de marzo de 2020

P. ¿Qué tan rápido aumentó su estatus si era un esclavo azteca con collar que logró escapar y pisar caca humana?
A. Excrementalmente.

‘Libertad: corre por ella!’
‘¿Qué porcentaje de la sociedad azteca eran esclavos?’
Lea más sobre la ‘esclavitud’ azteca por la profesora Elizabeth Graham
‘¿Qué era exactamente la ‘medicina de obsidiana’?’
‘Conceptos Aztecas del Cuerpo Humano (1)’

Esto es lo que otros han dicho:

1 A las 18:16 del viernes 18 de septiembre de 2020, C escribió:

Lo extraño es que, cuando leí este artículo, pude imaginar una escena de escape de esclavos en mi mente, todo cinematográficamente con una banda sonora de Hollywood y movimientos de cámara. Completa con él causando una distracción, luego huyendo, saltando sobre las mercancías de los demás en un intento de sacudirse a su dueño, finalmente emergiendo del mercado… y luego mirando las calles inmaculadamente limpias de Tenochtitlan con una Expresión de «Tienes que estar bromeando». Y luego, al escuchar los pasos que se acercaban detrás de él, se arrojó dramáticamente sobre el borde de un canal y aterrizó con los pies por delante en una canoa de fertilizante.