Cómo medir el flujo con escalas y cuestionarios

Alguien que está realmente atrapado en lo que está haciendo podría decir «Estoy en la zona». Los psicólogos positivos usan un término similar para este estado: ‘Flow’.

El flujo se refiere a la experiencia positiva de absorción completa en una actividad que es espontánea y sin esfuerzo (Csikszentmihalyi, 2000; Nakamura & Csikszentmihalyi, 2014).

En otras palabras, durante un estado de flujo, uno está tan felizmente absorto en lo que está haciendo, que sus pensamientos y acciones fluyen libremente. Dado que un estado de flujo es óptimo para muchos aspectos de la vida (es decir, trabajo, creatividad, aprendizaje, etc.), los investigadores tienen un gran interés en identificar cómo medirlo mejor.

En este artículo, examinaremos métodos basados ​​en la ciencia diseñados para la medición del flujo.

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¿Cómo podemos medir el flujo?

El flujo es una experiencia subjetiva, lo que crea un desafío cuando se trata de identificar medidas psicométricamente sólidas (Jackson, Martin y Eklund, 2008). Además, debido a que la experiencia placentera de fluir representa tanto la razón como el resultado de participar en una actividad (Seifert & Hedderson, 2009), su medición representa un desafío adicional para los investigadores.

Dada su subjetividad, la forma más común de medir el flujo es preguntando a los encuestados sobre sus experiencias, lo que se ha logrado a través de los siguientes métodos:

  1. Cuestionarios de entrevista;
  2. Experiencia en métodos de muestreo; y
  3. Cuestionarios de autoinforme.

Echemos un vistazo más de cerca a cada uno de estos enfoques.

1. Medidas de la entrevista

Las técnicas de entrevista son especialmente adecuadas para investigaciones cualitativas de construcciones subjetivas, como el flujo. Esto se debe a que las entrevistas ayudan a los investigadores a refinar un concepto o idear una forma de medirlo.

Entrevistas semiestructuradas, que involucran una combinación de preguntas predeterminadas, así como aquellas que surgen de las respuestas de los participantes; se usaban a menudo en investigaciones anteriores que examinaban el flujo (Nakamura & Csikszentmihalyi, 2014).

Este enfoque, que puede llevarse a cabo durante una experiencia de flujo real, permite análisis exploratorios ricos y detallados de un concepto (Nakamura & Csikszentmihalyi, 2014). En consecuencia, las entrevistas semiestructuradas han contribuido en gran medida a la comprensión del flujo (Seifert & Hedderson, 2009).

Para aumentar la validez del constructo, las técnicas de entrevista también se combinan a veces con métodos de observación. Por ejemplo, en su examen de la motivación intrínseca relacionada con el flujo durante el skateboarding, Seifert y Hedderson (2009) emplearon un enfoque etnográfico.

Los investigadores primero invirtieron una gran cantidad de tiempo en un parque de patinetas local observando a los patinadores y tomando notas. Después del período de observación natural, a un patinador elegido al azar se le administró una entrevista abierta semiestructurada, combinando así metodologías de observación y entrevista.

Este enfoque fue especialmente útil para profundizar en la experiencia del flujo y, por lo tanto, revelar un relato más vívido de cómo lo percibían los participantes (Seifert & Hedderson, 2009).

2. Muestreo de experiencias

El muestreo de experiencias es un enfoque de autoinforme en el que los participantes escriben notas en el diario que describen sus experiencias a medida que ocurren (Csikszentmihalyi, Larson y Prescott, 1977). Aunque existe variabilidad en la forma en que se aplica este método, las notas del diario a menudo se ingresan durante una semana (Jackson et al., 2008).

El muestreo de experiencia se ha utilizado bastante para el estudio del flujo porque proporciona información valiosa sobre la dinámica de las emociones o estados subjetivos (Magyaródi, Nagy, Soltész, Mózes, & Oláh, 2013).

Por otro lado, es un enfoque que requiere mucho tiempo y está limitado por el uso de respuestas selectivas, lo que puede crear problemas relacionados con la privacidad o comportamientos ilegales (Magyaródi et al., 2013).

Clarke y Haworth (1994) llevaron a cabo un ejemplo de muestreo de experiencia utilizado para medir el flujo, quienes utilizaron preguntas de diario para examinar si se produjeron experiencias óptimas en situaciones en las que la habilidad coincidía con el desafío.

Si bien el muestreo de experiencia existe desde hace mucho tiempo, se ha innovado en los últimos años al agregar medidas fisiológicas, así como aplicaciones para teléfonos celulares y computadoras (Magyaródi et al., 2013).

3. Cuestionarios de autoinforme

Las medidas de autoinforme (también conocidas como papel y lápiz) proporcionan una forma útil para que los investigadores midan el flujo cuando “… el objetivo no es identificar sino medir las dimensiones de la experiencia de flujo o las diferencias en su ocurrencia a través de contextos o individuos” (Nakamura & Csikszentmihalyi, 2009, p. 93).

En otras palabras, las medidas de autoinforme no son exploratorias; sino más bien, permitir que el investigador examine la relación del constructo con varias cualidades de interés (es decir, género, etnia, edad, ocupación, entorno, etc.).

Las medidas de autoinforme también son ventajosas porque son eficientes y se prestan a varios tipos de métodos de análisis. Sin embargo, una limitación significativa de las medidas de autoinforme es el sesgo de respuesta (p. ej., la tendencia de las personas a evitar respuestas veraces o precisas).

De manera similar, el valor y la utilidad de las medidas de autoinforme dependen de su calidad psicométrica (p. ej., validez y confiabilidad). Este artículo describirá varias herramientas de autoinforme que se han aplicado para la medición del flujo, comenzando con ‘El Cuestionario de Flujo de Presencia‘ y ‘La escala de estado de flujo.’

El Cuestionario de Flujo de Presencia

El ‘Cuestionario de Flujo para la Presencia’ (FPQ) evalúa la presencia y el estado del flujo, con la presencia definida como «una forma sofisticada pero encubierta de monitorear la acción y la experiencia, transparente para uno mismo pero crítica para su existencia(Redaelli & Riva, 2011, p. 6).

La justificación para centrarse en la presencia en relación con el flujo es que se predice que el grado de presencia controlará la acción y la experiencia.

El FPQ está diseñado para medir el flujo de presencia dentro de un entorno sintético; o, en otras palabras, entre usuarios de dispositivos técnicos. Por lo tanto, es útil para determinar estados de flujo entre personas que trabajan en entornos industriales (Redaelli & Riva, 2011) o involucradas en tecnologías de realidad virtual (Jennett et al., 2008).

El FPQ se compone de tres secciones:

  1. Descripciones de la experiencia óptima (p. ej., condición de flujo); con un enfoque en las categorías cognitiva, afectiva, motivación y habilidades y desafíos;
  2. Calificaciones de puntos de experiencias de la vida diaria; y
  3. La experiencia antiflujo, que se incluye para potenciar la validez del instrumento (Redaelli & Riva, 2011).

Se utiliza una escala Likert de 5 puntos para evaluar el grado de acuerdo con cada pregunta. Este innovador instrumento proporciona datos esenciales sobre el bienestar de las personas que trabajan en entornos tecnológicos.

Aunque se necesitan más pruebas, la escala se ha examinado en Italia, Estonia y Corea. Los investigadores han sugerido que se requieren mejoras de múltiples escalas (es decir, retroalimentación clara e inmediata, metas claras y mayor sentido de control del participante) para aumentar la validez y confiabilidad de este instrumento (Redaelli & Riva, 2011).

La escala de estado de flujo

El propósito de ‘The Flow State Scale’ (FSS; Jackson & Eklund, 2002; Jackson & Marsh, 1996) es medir las experiencias de flujo durante la actividad física. La escala está disponible en dos formatos: la versión extendida original y una versión corta modificada.

La versión original contiene 36 ítems utilizando una escala Likert de 5 puntos para evaluar el grado de acuerdo con cada ítem. El FSS incluye las siguientes dimensiones:

  1. Equilibrio desafío-habilidad;
  2. fusión acción-conciencia;
  3. Objetivos claros;
  4. Comentarios inequívocos;
  5. Concentración en la tarea a mano;
  6. Sentido de control;
  7. Pérdida de la conciencia de sí mismo;
  8. Transformación del tiempo; y
  9. Experiencia autotélica (Jackson et al., 2008).

La versión extendida de la FSS es útil para investigar la incidencia y la influencia de las dimensiones de flujo anteriores para diferentes personas y contextos.

Cada dimensión contiene cuatro preguntas, por ejemplo, en el dominio de la fusión Acción-conciencia: ‘Hago las cosas de forma espontánea y automática sin tener que pensar;’ y, en el dominio de la Concentración en la Tarea a Mano: ‘Estoy completamente concentrado en la tarea que tengo entre manos.(Jackson et al., 2008).

La versión más corta de la FSS también contiene nueve dimensiones, pero solo una pregunta por dimensión. La escala más corta, que utiliza el mismo formato de respuesta que la versión original, es especialmente útil para situaciones en las que la versión más amplia no es práctica. La investigación de validación ha indicado propiedades psicométricas aceptables para ambas versiones (Jackson et al., 2008).

Si se utiliza muestreo de autoinforme, entrevista, observación o experiencia; es importante tener en cuenta que los enfoques multimétodo que involucran medidas tanto cualitativas como cuantitativas son óptimos para permitir una comprensión integral del flujo (Jackson & Marsh, 1996).

Este enfoque de usar más de un tipo de medición para una sola construcción, que también se denomina ‘triangulación’, mejora la validez del estudio de investigación de uno mediante la verificación cruzada de dos o más fuentes.

22 evaluaciones más útiles

Existen numerosos instrumentos adicionales de autoinforme para evaluar el flujo.

Para facilitar la lectura, estas escalas, junto con las descritas anteriormente, se mencionan brevemente a continuación:

1. Escala de flujo de 12 ítems – Mayers, 1978

Mide la frecuencia de las experiencias de flujo en actividades específicas. Contiene 12 ítems y utiliza una escala diferencial semántica de 8 puntos. Los ejemplos de elementos incluyen: ‘Sé claramente lo que se supone que debo hacer.;’ ‘Siento que puedo manejar las demandas de la situación;’ ‘me siento cohibido;’ y ‘Disfruto la experiencia y/o el uso de mis habilidades.’ No está claro si la escala ha sido validada.

2. Cuestionario de presencia de Witmer y Singer (PQ) – Witmer & Singer, 1998

Mide la presencia tras el uso de entornos virtuales inmersivos. Los resultados del análisis factorial para una versión de 29 ítems de la escala incluyen los siguientes dominios: participación; fidelidad sensorial; Adaptación/inmersión; y calidad de la interfaz.

Los ejemplos de elementos incluyen: ‘¿Qué tan receptivo fue el entorno a las acciones que usted inició (o realizó)?;’ ‘¿Qué tan convincente fue su sensación de moverse dentro del entorno virtual?;’ y ‘¿Hubo momentos durante la experiencia del entorno virtual en los que se sintió completamente concentrado en la tarea o el entorno?Los análisis de validez para esta versión de 29 elementos se han mostrado prometedores.

3. Cuestionario de Tendencias Inmersivas (ITQ) – Witmer & Singer, 1998

Mide la participación profunda en las actividades, con el enfoque principal en el uso de los medios. Contiene 18 ítems usando una escala Likert de 7 puntos.

Los ejemplos de elementos incluyen: ‘¿Alguna vez te involucras tanto en un videojuego que es como si estuvieras dentro del juego en lugar de mover un joystick y mirar la pantalla?‘ y ‘¿Alguna vez te involucras tanto en un programa de televisión o en un libro que la gente tiene problemas para llamar tu atención?Los estudios preliminares de validación se han mostrado prometedores.

4. Cuestionario de flujo en línea (OFQ) – Chen, Wigand y Nilan, 1999

Mide las experiencias de flujo durante el uso de la web. Primero se les pregunta a los encuestados la cantidad de años que han usado la web y la cantidad de horas que usan Internet durante una semana. Luego se les pide que lean un…